A Isabel, por animarme a desaparecer el tabú de mis letras.
-D.
Su nombre
era Eva, y tal como lo fue la primera mujer en la tierra según la biblia, el
mundo se enamoró de ella, y el resultado de tal relación, fue la destrucción.
Era
chelista, un año menor que yo, con un talento hipnótico para maravillar a su
entorno, incluso desde muy joven llamaba la atención de los hombres, y yo…
pues, cuando la conocí no fue precisamente mi persona favorita; Sin embargo,
como todos los demás, sólo fue cuestión de tiempo para que cayera en su
encanto, y como a todos los demás, también rompió mi corazón.
La amé, y
tanta fue la intensidad de ese amor, que sentía dentro de mi corazón que si
ella moría, entonces moriría una parte de mí, y cuando el silencio se interpuso
entre ella y yo, una parte de mi alma se silenció. Desde entonces las cosas han
cambiado mucho para mí, y más o menos de eso se trata esta historia.
Me he
negado a escribir una autobiografía bajo la excusa de que me sumará puntos de
egocentrismo (que ya me sobran), lo cierto es que sería mucho más egocéntrico
pagarle a alguien para que lo escriba por mí, además, la verdadera razón reside
en mi incapacidad para verme como soy y no como debería haber sido… no me
malinterpreten, no estoy en una mala posición, pero si tome decisiones
equivocadas, quizás esa es la razón por la que he decidido contradecir a los
grandes escritores que pretenden hacer de la ficción su vida, mi pretensión con
este escrito es hacer de mi vida una ficción.
Espero que
encuentren tan interesante leerla, como a mí me pareció vivirla.
Alexandra
Selva
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